HACER O NO SLEEP TRAINING, HE AHÍ EL DILEMA (Parte 1)

Me acuerdo cuando estaba en esa terrible época en la que no podía conciliar el sueño de mi hijo y mis expectativas. Estuve un año haciendo todo “lo que debía” para acostumbrarlo a la cuna. Pague cientos de dolares en una asesora, leí libros de Sleep Training (adiestrameinto del sueño), me metía en internet por horas y apliqué los métodos al pie de la letra.


Todo para lograr que durmiera toda la noche… en ese proceso mi bebé lloró y yo lloraba con él.


Es por eso que este artículo, lo hice con tanto cuidado. Espero que esta información sea para ti, la luz que necesitaba tener yo en ese momento.


Siempre he pensado que “cada mamá carga con su cruz”. A cada una le afecta más una cosa que otra. Algunas sufren por la alimentación, por la irritabilidad del bebé, reacciones alérgicas que le dan todos los días, pues lo mío fue el sueño. Y creo que coincido con la mayoría.


Estaba convencida de que mi hijo tenía algún tipo de trastorno de sueño. Seguramente muchas se sienten así. Lo peor es que, al final, es todo cuestión de percepción, de qué expectativas tenemos y de qué consideramos “normal”.


Resulta que “lo normal” no es que duerman toda la noche desde los pocos meses (a pesar que eso te hace creer la sociedad), ni tampoco es necesariamente lo más saludable como te venden los gurús del sueño infantil.


Si hablamos de debate científico, de evidencia pura y dura con respecto al sueño infantil, lamentablemente, no hay un consenso (por lo menos yo no lo he encontrado). Existen diversos autores con distintas perspectivas del sueño de los bebés, cómo debe ser, si se puede modificar, etc.


Pero básicamente hay dos tendencias. Conocerlas te ayudará a identificarte con alguna y poder decidir con cuál te sientes más cómoda. Solo a través de desiciones propias y conscientes es que seremos realmente Mamás POWER. Así que espero que este blog te ayude a conectar con lo que TU quieres para tí y tu bebé.

¿Sientes que tu entorno no te entiende cuando quieres llevar una crianza con respeto? No estás sola, solo necesitas encontrar tu tribu.

Conoce mi Team Crianza Power un espacio para aprender de expertos y apoyarte de mamás que viven los mismos retos que tú. Más info aquí

Entrenamiento del Sueño o Sleep Training

Más allá de los métodos que se utilicen para “entrenar” a los bebés para dormir, me parece importante entender el trasfondo de esta tendencia.


Primero, sepamos que se basa en el conductismo. Esta es una corriente de la psicología que estudia el comportamiento del humano. Y establece que “la conducta esta determinada por refuerzos y castigos más que por predisposiciones internas”*

De este modo, considera el sueño como un hábito entrenable, capaz de ser modificado por distintos métodos. Por otro lado, tiene un concepto determinante en cómo interpretaremos el sueño de nuestros hijos:


Considera que los padres son los responsables de inducir y mejorar el sueño de sus bebés. (De esto hablaré en más adelante, porque es una premisa muy, muy dura.)


Quienes lo defienden:


Dicen que los entrenamientos mejoran el sueño de los niños, alegan que les provee autonomía, independencia a la hora de dormir además de mejorar el sueño de los padres.


Quienes lo criticamos (porque me incluyo)


Nos basamos en que la desaparición gradual de los padres en las noches y la no respuesta a las necesidades de contacto del bebé (sin considerar las nutricionales) resulta en altísimos niveles de estrés (tanto para padres como para el niño). Altera la salud psicológica, emocional y mental del bebé (de esto si hay bastante evidencia).



Colecho o Cosleeping

Este concepto se puede definir como dormir con el bebé en la misma cama o en una superficie diferente pero teniendo la posibilidad de contacto. Cualquiera de ellas funciona.


El objetivo es que el bebé esté lo suficientemente cerca para tener contacto con sus padres y que sus necesidades sean satisfechas rápidamente.


Esta tendencia se basa en que el sueño es un proceso evolutivo, algo que no puede enseñarse, sino que depende del desarrollo psicológico y neurológico del niño.


Es decir, no hay nada (o hay muy poco) que podamos hacer realmente para modificarlo.


Quienes lo defendemos:


Teniendo en cuenta la Teoría del Apego de John Bowbly (que explica cómo el responder las necesidades de los niños de forma asertiva genera un vínculo o apego con sus padres que define su salud emocional en la adultez), podemos concluir que el colecho es sin duda la alternativa que mejor responde a las necesidades del niño resultando en una persona con mejor desarrollo psicológico a corto y largo plazo. Por otro lado, es la forma en que se “sobrevive” a las tomas nocturnas de los bebés, porque te permite amamantar sin tener que trasladarte a otra habitación y luego no poder conciliar el sueño de nuevo. El colecho es un grandísimo aliado del éxito en la lactancia.


Quienes lo critican:


Dicen que es una práctica peligrosa, que genera niños dependientes, altera el sueño del niño y de los padres e interfiere con la intimidad de la pareja.(Para cada uno de estas alegaciones haré un artículo completo de cómo no hay evidencia que las apoye, pero les adelanto: no son argumentos necesariamente basados en evidencia, sino en paradigmas culturales, por lo que no los encuentro confiables)


Viendo ambas perspectivas

Ahora, dejando de lado el colecho (que tiene mucho de qué hablar, pero será tema de otro post) quiero explorar los matices del adiestramiento del sueño. Así, si decides hacerlo, tendrás realmente toda la información y no sólo ese ideal maravilloso de que tu bebé duerma toda la noche.


Considero que en este tema, tanto los padres como los bebés deben ser tomados en cuenta. Al final, quienes hemos tomado la decisión de hacer sleep training lo hicimos porque no podíamos más y estábamos desesperados con nuestra situación.


Perspectiva de los padres


La falta de sueño o el sueño interrumpido, es una razón de peso para entrar en crisis. No dormir bien nos pone irritables, tiene implicaciones físicas y psicológicas que afectan nuestra manera de afrontar el día a día y de lidiar con nuestra mater-paternidad. Así que en definitiva, que tu bebé se despierte tan seguido en las noches es sumamente difícil…


Pero, ¿saben que considero yo peor que la falta de sueño?

Las expectativas y las reglas o “estándares” en la crianza.


Decirle a unos padres que su hijo “debe” dormir una cantidad X de horas y que ellos son los únicos responsables que eso suceda, pues eso a mi me parece una CRUELDAD.


En la crianza los padres somos responsables de demasiadas cosas con respecto al desarrollo de nuestros hijos pero la cantidad de horas que son capaces de dormir no es una de ellas. Sin embargo, la creencia general (por difusión de corrientes de entrenamiento) es que somos los encargados que duerman 12 horas y si no lo hacen, no solo estamos haciendo mal nuestro trabajo, sino que además les estamos generando “un daño” a nuestros hijos.


Es por eso que tan sólo la premisa de los expertos del sleep training, me parece terrible.


Nos da el mensaje de que debemos controlar lo incontrolable y eso genera excesiva frustración parental.


Se ha formado un criterio universal del sueño infantil que, básicamente, es falso. Se le dice a los padres que “lo normal” es una cosa, cuando realmente es otra. Ese nivel de expectativas generan aún más ansiedad que la misma falta de sueño. Y cuando se unen, ahí si es la bomba de la desesperación.


Por otro lado están las reglas o estándares, el hacer las cosas “como debe ser”. Pretender que el niño duerma en X sitio, sin ningún tipo de estímulo que lo ayude a conciliar el sueño, sin contacto, sin pecho.


Aun peor que la falta de sueño, es que tu bebé esté llorando y que, a pesar de que sabes que tienes las herramientas para calmarlo (cargándolo, meciéndolo, amamantándolo) no lo haces porque te apoyas en los “expertos” que te dicen que si lo cargas o lo amamantas estas estableciendo “malos hábitos de sueño”. Entonces, abogas por el peluche, las palmaditas, el sh sh sh que, al no funcionar, producen en ti esa sensación de que no puedes calmar a tu bebé y que no eres lo suficiente buena.


Eso también incluye las rutinas super mega estrictas en las cuales el bebé debe dormir las siestas a una hora determinada, por un tiempo definido y siempre en el mismo sitio (es decir, la cuna). Esa regla lleva a que prácticamente no podamos salir de casa y que no exista la flexibilidad. No sólo hace la maternidad más pesada, sino que es algo ¡ni nosotros los adultos hacemos!. No todos los días dormimos a la misma hora, no tenemos exactamente la misma rutina (de hecho, nos encanta “salirnos de la rutina”), entonces, ¿porque pretendemos algo tan distinto a la realidad para nuestros hijos?


Así que, desde la perspectiva de los padres, no dormir 8 – 9 horas diarias es difícil, pero es aún peor esa sensación de frustración, de insatisfacción en la crianza, la inseguridad de no sentir que lo haces bien y el miedo de que “estás haciéndole daño” a tu bebé al no lograr que duerman como “los expertos” dicen.


A mi manera de ver, el niño no es el único que sufre con este método. Los padres también la pasan mal. Aún habiendo logrado que “aprenda” sabes que al momento que te salgas de la rutina, que el bebé se enferme o que suceda cualquier cambio en la vida del niño, todo el entrenamiento se habrá perdido y tendrás que empezar desde cero.


Hasta aquí llegamos en este post. Espero que, por lo menos, te haga sentir menos sola. ¡Seguimos en el siguiente! En la próxima parte veremos cuál es la perspectiva del bebé. Qué sucede cuando “aprenden” a dormir y si existe o no un punto intermedio entre los adiestrameintos y el colecho.



PD. Recuerda que tienes a tu disposición mi grupo de apoyo: el Team Crianza Power donde todas somos mamás que buscamos criar con respeto y muchas vivimos los retos del sueño infantil. Este grupo increíble de mamás puede darte su experiencia desde esta filosofía respetuosa. Conoce de este espacio aquí

Leer parte 2 aquí

Mamá Nicole

Aviso Legal

Cookies

Privacidad

Mamá Nicole 2022 © Todos los derechos reservados